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¿Cuál es la duración ideal de un vídeo?

Estás esperando un número, seguro. Pero, desgraciadamente, no hay una cifra ni una fórmula mágica que indique la duración máxima que debe tener un vídeo para asegurarte su visionado íntegro y facilitar su viralidad.

La respuesta correcta al título del post sería:

Depende.

Depende del tipo de contenido. Por ejemplo, un vídeo divertido y entretenido es mejor en un formato breve, de digestión fácil. Mientras que un vídeo con un contenido tipo documental puede ser más largo.

Depende del público al que va dirigido. Es evidente que no puede tener la misma duración un vídeo que va a un público involucrado y altamente interesado en el contenido, que un vídeo dirigido a una audiencia con un nivel de interés bajo.

Depende también de las circunstancias del visionado. La duración del vídeo variará lógicamente si el público es cautivo o si es él quien tiene el control sobre el botón de Play.

En cualquier caso, lo que es seguro es que la duración importa.

Y mucho.

De ella depende de manera decisiva su eficacia.

 

El vídeo, cuanto más corto, mejor.

Esto es incuestionable. Vivimos en una época tan sobrecargada de información que nuestra capacidad de atención se ha reducido de forma dramática. Hay investigaciones que apuntan que actualmente está en tan solo 8’25 segundos. Inferior a la de un pez. Es espectacular, cada 8’25 segundos perdemos el interés por lo que estábamos viendo o estaba captando nuestra atención.

Por lo tanto, como emisores de un mensaje, tenemos que ser interesantes y tenemos que ser concisos.

Tenemos que alcanzar un equilibrio entre el objetivo de trasladar nuestro mensaje de forma lo más completa posible y la necesidad de ser breves. Especialmente, cuando nuestra audiencia tiene el control sobre el visionado, porque puede pararlo cuando quiera y saltar a otro contenido que le interese más.

 

Tienes 10 segundos para atrapar la atención del espectador.

Wistia es una empresa de análisis y alojamiento de vídeos en Internet fundada en Cambridge, Massachusetts, en 2006.

Como es lógico, en esta empresa disponen de una gran cantidad de datos de los que extraer información relevante sobre vídeos. En un estudio de 2016, analizaron 564,710 vídeos y más de 1.300 millones de reproducciones, por lo que es razonable pensar que los resultados son representativos de las tendencias generales de interacción con vídeos.

Y los resultados del estudio son estos:

El anunciante tiene los primeros 10 segundos de un vídeo para captar la atención y enganchar a su audiencia antes de que ésta haga clic para irse. Después de esos 10 segundos, el “engagement” sufre una caída importante.

Si no ha captado completamente su atención, después de los primeros 30 segundos es muy probable que pierda el 33 % de su audiencia. Y después de 1 minuto, el 45 % de espectadores habrá dejado de ver el vídeo.

A los 2 minutos, el 60 % de la audiencia se ha ido.

 

Información para hacer un vídeo que no puedes ignorar.

Estos datos se tienen que tener muy en cuenta a la hora de confeccionar un vídeo, por supuesto.

El vídeo tiene que tener un principio potente, que interese y enganche (recuerda la regla de los 10 primeros segundos), como el que hicimos en este caso.

Además, como ya hemos dicho, tiene que ser tan corto como sea posible. Hay que ser capaz de sintetizar, siendo ésta una de las tareas más complicadas para un guionista (y para un anunciante, cuando ve que no lo puede contar todo).

Y, sobre todo, tiene que procurar combatir la pérdida de público a medida que avanza el vídeo.

Todo esto se puede conseguir utilizando una técnica narrativa muy conocida, la más antigua de todas: el storytelling, o lo que es lo mismo, contar las cosas en forma de historia.

 

Vamos a contar historias.

Las historias son la forma original del entretenimiento.

Las personas no piensan en términos de información. Piensan en términos de narración. Y mientras se focalizan en la historia en sí misma, la información va fluyendo y calando.

Las narraciones son por naturaleza más fascinantes que los hechos. Tienen un principio, un núcleo y un final. Si la gente queda enganchada al principio, se quedará hasta la conclusión. Cuando escuchas a alguien contar una buena historia, te aferras a cada palabra. Has empezado a andar un camino que quieres ver a donde lleva. Y hasta que no termina la historia no la dejas. Pero la magia de las historias es que actúan como un vehículo que ayuda a transportar la información a través de ese camino. La información llega a tu público bajo la apariencia de algo entretenido e interesante.

Por eso, la fórmula narrativa de la historia es la mejor para aumentar los niveles de engagement de un vídeo y evitar que tu audiencia abandone a medida que pasan los segundos.

Ya sabes, la próxima vez que hagas un vídeo, piénsalo en forma de historia (una historia cortita, por supuesto).

Por cierto, si te ha gustado este artículo, no dudes en compartirlo.

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